Historia
Desde el año 1870, los
gatos ingleses comienzan a interesar a ciertos criadores de gatos de
raza, donde un estándar fue entonces establecido.
En esta época Harrison Weir creó el British Shorthair haciendo una selección
de los gatos callejeros más bonitos, que fueron expuestos por la primera vez
en el Crystal Palace de Londres en 1871, donde el
British Shorthair batió todos los récords de popularidad.
Fueron llamados British Shorthair para distinguirlos por una parte de los
gatos extranjeros y de los gatos orientales, y por otra parte para
diferenciarlos de los gatos de pelo largo como los de Angora.
Las dos Guerras Mundiales provocaron la casi total extinción del gato
británico. Por ello, fue necesario recurrir a otras razas, y, en particular,
al gato persa que llegó a Gran Bretaña a principios del siglo XX, donde fue
introducido en el programa de cría selectiva del
British, para intentar hacer renacer las líneas prácticamente extintas,
dando más vigor a la raza.
Gracias a la integración del
gato persa, el British ganó ciertamente en robustez, su cabeza tomó una
forma más redonda, el color cobre de sus ojos redobló su intensidad, y su
estatura fue reforzada. Pero también heredó el gen del pelo largo persa. Más
tarde, después de años y años de minucioso control, consiguieron casi
eliminar esta influencia. De esta forma, en algunas ocasiones, nacían gatos
de pelo largo en las camadas de British Shorthair, que eran eliminados. Hoy
en día, estos gatos característicos, son reconocidos únicamente en Francia,
como una variedad aparte del British, llamándose British Longhair o British
de pelo largo.
Carácter
El carácter del British es el de un gato muy dulce y mimoso al que le
encantan las caricias y el sentirse querido, dependiente de sus dueños a los
que adora y sigue a todas partes, es también buen amigo de los niños con los
que juega aunque haya pasado ya de ser un cachorro y se haya convertido en
un gato adulto. Aunque también les gusta la vida tranquila y plácida,
necesitan su dosis diarias de juegos y correrías por casa para mantener un
buen tono muscular. Casi siempre son sólo unos minutos que disfrutaremos
viendo como juega y como nos invita a unirnos. Son
gatos juguetones, de carácter alegre que se adaptan a la vida tanto en
un pequeño apartamento como a la vida en el campo. Se llevan muy bien con
otros gatos y su relación con perros es también muy buena. En definitiva, el
British es un gato tranquilo aunque juguetón, dulce sin llegar a ser
empalagoso y sobre todo una adorable mascota que hará que nuestra vida sea
sin duda más feliz durante muchos años. Por todo lo mencionado, por su
carita mofletuda, su cuerpo rechoncho y su pelo que parece de peluche, por
lo que el British está teniendo cada vez más aceptación y se está
convirtiendo en el gato más buscado para compañía.
El British ideal
Es de talla mediana y grande, con un porte sólido y majestuoso. Tiene cuerpo
de luchador con flancos anchos. Las patas son robustas, con pies redondos y
ligeramente más cortas que el cuerpo. La selección ha potenciado los
volúmenes para acentuar un aspecto solemne. Esta apariencia la refuerza su
gran cabeza inconfundible, con pelo corto, y todavía más poderosa que la
garganta. La nariz es recta, corta y ancha. Las orejas son de tamaño
mediano, redondeadas, anchas en la base y muy separadas entre sí. Los ojos
grandes, separados y redondos, son de colores intensos, en armonía con los
mantos. La cola, de una longitud equivalente a dos tercios del cuerpo, es
gruesa en la base y se afina hasta la punta, que es redondeada. El pelo, que
no se adhiere al cuerpo, es más denso y sedoso que el de un gato común de
pelo corto, y posee una textura muy compacta.
Los colores del pelo
El British puede ser de todos los colores que existen: blanco, crema, rojo,
lila, chocolate, aunque el más apreciado es el azul. También hay variedades
tortie, tabby y spotted, y desde 1991 también están admitidos los colour
point.
Los cuidados
El tipo de pelo de este
gato exige unas atenciones muy simples pero que deben llevarse a cabo
con minuciosidad. Es preciso eliminar el pelo muerto con un peine de púas
cerradas para que el British no lo ingiera al lamerse.
Naturalmente, esta operación será más frecuente en los periodos de muda, que
tienen lugar en primavera y supone una pérdida de pelo y subpelo
considerable. La densidad misma del pelaje y su instinto vagabundo lo hacen
propenso a tener pulgas, que deben eliminarse utilizando algunos de los
productos especiales que se comercializan.
Por lo demás, la selección natural ha hecho de este
gato una raza muy sana. Fuente
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