Por eso acostúmbralo al baño desde cachorro, felicítalo y hasta prémialo con
algún bocadillo especial para
mascotas.
Por ningún motivo hagas del baño una situación tensa: no lo regañes
fuertemente al bañarlo, mientras para el sea algo desagradable, ya que
después será peor convencerlo.
Intenta convertir esta actividad en un juego divertido para tu
gato.
Después del baño. Límpiale con mucho cuidado las orejas y las uñas.
Para secarlo con una toalla bastará. Nunca lo seques con una secadora, pues
su piel es muy sensible y puedes quemarla, además lo más probable es que
salga corriendo asustado por el ruido y el aire fuerte y caliente.
Por último aprovecha para cortarle las uñas. Es bueno para que no lastimen a
la gente, y que sientan menos la necesidad de limárselas con los muebles y
sofás de tu casa, además evitarás la acumulación de tierra en ellas.
Si limpias a tu
gato mantendrás limpia también tu casa, libre de pelos sobre tus muebles
y tu ropa.
No olvides cepillarlo suavemente cuando esté ya seco. Fuente
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